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Enero 2023
¡PAZ Y BENDICIONES!
Hermanos y hermanas misioneros, con la bendición y la alegría de iniciar un nuevo año, les saludo con gran fe y esperanza. Que el amor de nuestro bendito Salvador Jesucristo, les acompañe y bendiga sus vidas y familias. Un bendecido Año Nuevo 2023.
Con especial motivo, quiero dirigir esta carta a cada comunidad y cada uno de ustedes mis hermanos misioneros, y los invito a meditar y reflexionar en el mensaje del Papa Francisco en ocasión de la Jornada Mundial de la Paz, de este año 2023. A continuación les dejo unos párrafos de dicho mensaje.
«Hermanos, en cuanto al tiempo y al momento, no es necesario que les escriba. Ustedes saben perfectamente que el Día del Señor vendrá como un ladrón en plena noche» (Primera carta de san Pablo a los Tesalonicenses 5,1-2).
Con estas palabras, el apóstol Pablo invitaba a la comunidad de Tesalónica, que esperaba el encuentro con el Señor, a permanecer firme, con los pies y el corazón bien plantados en la tierra, capaz de una mirada atenta a la realidad y a las vicisitudes de la historia. Por eso, aunque los acontecimientos de nuestra existencia parezcan tan trágicos y nos sintamos empujados al túnel oscuro y difícil de la injusticia y el sufrimiento, estamos llamados a mantener el corazón abierto a la esperanza, confiando en Dios que se hace presente, nos acompaña con ternura, nos sostiene en la fatiga y, sobre todo, guía nuestro camino. Con este ánimo san Pablo exhorta constantemente a la comunidad a estar vigilante, buscando el bien, la justicia y la verdad: «No nos durmamos, entonces, como hacen los otros: permanezcamos despiertos y seamos sobrios» (5,6). Es una invitación a mantenerse alerta, a no encerrarnos en el miedo, el dolor o la resignación, a no ceder a la distracción, a no desanimarnos, sino a ser como centinelas capaces de velar y distinguir las primeras luces del alba, especialmente en las horas más oscuras.
Transcurridos este tiempo, ha llegado el momento de tomarnos un tiempo para cuestionarnos, aprender, crecer y dejarnos transformar —de forma personal y comunitaria—; un tiempo privilegiado para prepararnos al “día del Señor”. Ya he dicho varias veces que de los momentos de crisis nunca se sale igual: de ellos salimos mejores o peores. Hoy estamos llamados a preguntarnos: ¿qué hemos aprendido de esta situación pandémica? ¿Qué nuevos caminos debemos emprender para liberarnos de las cadenas de nuestros viejos hábitos, para estar mejor preparados, para atrevernos con lo nuevo? ¿Qué señales de vida y esperanza podemos aprovechar para seguir adelante e intentar hacer de nuestro mundo un lugar mejor? ¿Qué se nos pide, entonces, que hagamos? En primer lugar, dejarnos cambiar el corazón por la emergencia que hemos vivido, es decir, permitir que Dios transforme nuestros criterios habituales de interpretación del mundo y de la realidad a través de este momento histórico. Ya no podemos pensar sólo en preservar el espacio de nuestros intereses personales o nacionales, sino que debemos concebirnos a la luz del bien común, con un sentido comunitario, es decir, como un “nosotros” abierto a la fraternidad universal. No podemos buscar sólo protegernos a nosotros mismos; es hora de que todos nos comprometamos con la sanación de nuestra sociedad y nuestro planeta, creando las bases para un mundo más justo y pacífico, que se involucre con seriedad en la búsqueda de un bien que sea verdaderamente común.
Para lograr esto y vivir mejor después de la emergencia del COVID-19, no podemos ignorar un hecho fundamental: las diversas crisis morales, sociales, políticas y económicas que padecemos están todas interconectadas, y lo que consideramos como problemas autónomos son en realidad uno la causa o consecuencia de los otros. Así pues, estamos llamados a afrontar los retos de nuestro mundo con responsabilidad y compasión. Debemos retomar la cuestión de garantizar la sanidad pública para todos; promover acciones de paz para poner fin a los conflictos y guerras que siguen generando víctimas y pobreza; cuidar de forma conjunta nuestra casa común y aplicar medidas claras y eficaces para hacer frente al cambio climático; luchar contra el virus de la desigualdad y garantizar la alimentación y un trabajo digno para todos, apoyando a quienes ni siquiera tienen un salario mínimo y atraviesan grandes dificultades. Sólo invirtiendo en estas situaciones, con un deseo altruista inspirado por el amor infinito y misericordioso de Dios, podremos construir un mundo nuevo y ayudar a edificar el Reino de Dios, que es un Reino de amor, de justicia y de paz.
Hasta aquí las palabras del Papa Francisco; queridos hermanos/as misioneros, con gran fe y valentía les invito a seguir perseverando en su fe y en la vida de la comunidad y juntos como Programa Misionero del Valle, seamos luz y paz para tantos hermanos.
En el amor de la Santísima Trinidad:
P. Eliézer López, S.T.
Director Espiritual PMV
Avisos
El próximo 26 al 29 Enero y del 2 al 5 Febrero tendremos Encuentros, unámonos en oración por esta intención.
El comité de eventos estará realizando actividades para recaudación de fondos, en los meses venideros, apoyemos estas actividades. Más información con Gilberto Ruiz 760880-0159
Todos los coordinadores y subcoordinadores de comunidades en español, deben asistir a un taller de formación el sábado 25 de Febrero 2023, de 9:00 a 2:00 pm.
Si usted va necesitar carta para la declaración de sus taxes, por la contribución de su membresía al PMV, por favor llame o venga a las oficinas.
Les invito a seguir participando del rezo del santo Rosario, cada 12 del mes a las 6:00 pm, únase a la transmisión en vivo por Facebook PMV.
PEACE AND BLESSINGS!
Missionary brothers and sisters, with the blessing and joy of starting a new year, I greet you with great faith and hope. May the love of our blessed Savior Jesus Christ accompany you and bless your lives and families. A blessed New Year 2023. With a special reason, I want to address this letter to each community and each one of you my missionary brothers, and I invite you to meditate and reflect on the message of Pope Francis on the occasion of the World Day of Peace, this year 2023. Below I leave you a few paragraphs of that message. «Brothers, as for the time and the moment, it is not necessary that I write to you. You know perfectly well that the Day of the Lord will come like a thief in the middle of the night" (First Letter of Saint Paul to the Thessalonians 5:1-2).
With these words, the Apostle Paul invited the community of Thessalonica, which was waiting for the encounter with the Lord, to remain firm, with its feet and heart firmly planted on the ground, capable of a careful look at reality and the vicissitudes of the history. For this reason, even though the events of our existence seem so tragic and we feel pushed into the dark and difficult tunnel of injustice and suffering, we are called to keep our hearts open to hope, trusting in God who makes himself present, accompanies us with tenderness, supports us in fatigue and, above all, guides our way. In this spirit, Saint Paul constantly exhorts the community to be vigilant, seeking what is good, justice and truth: "Let us not fall asleep, then, as the others do: let us stay awake and be sober" (5,6). It is an invitation to remain alert, not to lock ourselves in fear, pain, or resignation, not to give in to distraction, not to get discouraged, but rather to be like sentinels capable of watching over and distinguishing the first light of dawn, especially at night. darkest hours.
After this time, the time has come to take some time to question ourselves, learn, grow and let ourselves be transformed —in a personal and community way—; a privileged time to prepare ourselves for the “day of the Lord”. I have already said several times that moments of crisis never come out the same: we come out of them better or worse. Today we are called to ask ourselves: what have we learned from this pandemic situation? What new paths should we take to free ourselves from the chains of our old habits, to be better prepared, to dare with the new? What signs of life and hope can we take advantage of to move forward and try to make our world a better place? What, then, are we asked to do? In the first place, to allow ourselves to change our hearts due to the emergency that we have experienced, that is, to allow God to transform our habitual criteria of interpretation of the world and of reality through this historical moment. We can no longer think only of preserving the space of our personal or national interests, but we must conceive ourselves in the light of the common good, with a sense of community, that is, as a "we" open to universal brotherhood. We cannot seek only to protect ourselves; It is time for all of us to commit ourselves to the healing of our society and our planet, creating the foundations for a more just and peaceful world, which is seriously involved in the search for a truly common good.
In order to achieve this and live better after the COVID-19 emergency, we cannot ignore a fundamental fact: the various moral, social, political and economic crises we are experiencing are all interconnected, and what we consider to be autonomous problems are actually one cause or consequence of the others. Thus, we are called to face the challenges of our world with responsibility and compassion. We must return to the question of guaranteeing public health for all; promote peace actions to put an end to conflicts and wars that continue to generate victims and poverty; jointly take care of our common home and apply clear and effective measures to deal with climate change; fight against the virus of inequality and guarantee food and decent work for all, supporting those who do not even have a minimum wage and are experiencing great difficulties. Only by investing in these situations, with an altruistic desire inspired by God's infinite and merciful love, can we build a new world and help build the Kingdom of God, which is a Kingdom of love, justice and peace. So far the words of Pope Francis; Dear missionary brothers and sisters, with great faith and courage I invite you to continue persevering in your faith and in the life of the community and together as the Valley Missionary Program, let us be light and peace for so many brothers and sisters.
In the love of the Holy Trinity:
P. Eliézer López, S.T. PMV Spiritual Director
Updates
Next January 26 to 29 and from February 2 to 5 we will have Encounters, let us unite in prayer for this intention. - The events committee will be carrying out activities to raise funds, in the coming months, let's support these activities. More information with Gilberto Ruiz 760-880-0159
All coordinators and sub-coordinators of communities in Spanish must attend a training workshop on Saturday, February 25, 2023, from 9:00 a.m. to 2:00 p.m.
If you are going to need a letter for your tax declaration, for the contribution of your membership to the PMV, please call or come to the offices.
I invite you to continue participating in the prayer of the Holy Rosary, every 12th of the month at 6:00 pm, join the live broadcast on Facebook PMV.